Desde lo más despojado y austero que puede ofrecer un espacio escénico para potenciar las palabras que como poema se desgarran y se anidan en lo mas profundo de dos actrices que se encarnan en un ser sin la identidad de un nombre que le de presencia…
Todos los espacios cohabitan en una madre embarazada, vejada, torturada, asesinada, desaparecida y en una hija cautiva, entregada, vacía de nombre… con memoria secreta de un vientre gestor…una hija que está rota en pedacitos…como un rompecabezas se construye...se mira una y otra vez en un espejo que nunca muestra la misma propia imagen.…
Narran lo esencial de la vida, de la lucha por crear la vida y la tremenda cobardía de aquellos que la quitan…lo contarán con pocos elementos, pero de alta carga significativa: una foto, un guardapolvos, globos, muñeca…una carta…
Dos actrices, quizás una tercera…”seguramente” una tercera… que indica que pueden ser cuatro, seis, mil… y que son millones…
Una puesta que apuesta a entablar un espacio íntimo y espectacular, como si fuese un rezo…un encuentro con lo sublime de celebrar la vida, y la identidad….
Firme la palabra…que hable el origen de los tiempos…el principio de la vida…que gane el hijo…y el nombre...
Un tratamiento donde la acción se manifiesta en los cuerpos que buscan su otra parte…la que fue arrebatada…la que no se tuvo…la que está siempre en la memoria…
En síntesis una propuesta que utiliza pocos elementos escénicos, sólo los indispensables para un accionar que bucee y se manifieste más por los impulsos internos, que por su manifestación exterior en el espacio; evitando en lo posible lo cotidiano naturalista.
Sonidos, efectos, quizás una música que se gesta en la investigación, y que potencia las imágenes del texto y una economía, no solo de recursos escénicos, sino también en una actuación que potencie la palabra, la historia.
